¿Corre riesgo tu trabajo cuando lleguen los robots?
El mercado laboral vive una paradoja: un 52% de los trabajos podrían ser automatizados, pero 10.000 empleos no se cubrirán en la próxima década por falta de mano de obra joven cualificada
Hace bien poco el vicerrector de la Universidad de Buckingham, Sir Anthony Francis Seldon, vaticinó que en 2027 los robots sustituirían a los profesores en las aulas. Otros ya ven buques navegando por los mares sin tripulación, tan solo pilotados con las órdenes y los algoritmos que emiten ordenadores desde el puente de mando. Desde luego, los docentes no van a desaparecer, pero sí que puede que cambien sus tareas (que estarán más dirigidas a la orientar, inspirar y motivar al alumno), mientras el conocimiento es impartido por un robot. Y no es tan descabellado que en unos años veamos barcos tripulados por máquinas. No hay más que pensar en todas las pruebas y proyectos que se están llevando a cabo con el coche autónomo.
La automatización traerá muchas mejoras, comodidades y prosperidad, sin duda. Pero también tiene su cara amarga: pondrá en riesgo muchos puestos de trabajo que desaparecerán. Un reciente informe de la OCDE calculaba que el 52% de los trabajos en España serán automatizados totalmente o en gran parte. Todo un contrasentido cuando en un escenario futuro a diez años, y si la economía y el empleo tienen un crecimiento medio, se prevé que alrededor de 100.000 puestos de trabajo no se puedan cubrir por falta de efectivos jóvenes con alta cualificación, como augura el estudio «Los jóvenes y el empleo, ¿qué futuro les espera?», de ManpowerGroup y la Fundación I+E.
Los que corren mayor riesgo
Los dos fenómenos van de la mano. A mayor automatización se requiere mayor cualificación. Esta será la tabla de salvación para conseguir y conservar un empleo. De hecho, «la automatización afectará a puestos de poco valor añadido donde pesa poco la creatividad y el nivel de conocimiento», explica Valentín Bote,director general de Randstad Research.
Un reciente estudio de BBVA Research («The Age of Digital Disruption: the Future of Employment») hace un perfil de los puestos de mayor riesgo de ser automatizados en España: tienen bajo nivel de educación, no cuentan con grandes responsabilidades, suelen estar ocupados por trabajadores con contratos temporales que acaban de salir del desempleo o están buscando trabajo y están en el sector privado. Afectará sobre todo al sector primario, fabricación, comercio, hoteles, restaurantes, finanzas y propiedad.
Ese mismo informe elabora una lista de oficios y profesiones con mayor riesgo de ser desempeñados por máquinas. Es interminable: desde trabajadores cualificados en actividades agrícolas, ganaderas y forestales; a ebanistas, soladores, encofradores y pintores, y oficiales de artes gráficas, cajeros de banco, todo tipo de vendedores, camareros, recepcionistas, teleoperadores, empleados de agencias de viaje, de logística y transporte de pasajeros y mercancías, de contabilidad y control de nóminas…
La incidencia de la automatización en el empleo será mayor en España que en otros países. «Estamos por encima de la media de la OCDE en cuanto a nivel de exposición», cuenta Bote. Somos más manuales que otros países más tecnificados, con sectores que todavía tienen mucho peso como la agricultura, construcción, turismo, comercio, alimentación… «Dos de cada 2.000 puestos de trabajo utiliza la robótica, en Alemania es cuatro de cada 2.000», apunta Alberto de Torres, director del programa superior en Inteligencia Artificial de ICEMD, el Instituto de la Economía Digital de ESIC.
Las máquinas no solo se instalarán en los niveles de menor cualificación, también afectará a los puestos más cualificados, que «no desaparecerán pero sí cambiarán la forma de hacer las cosas. Hoy día ya hay algoritmos matemáticos que son capaces de hacer un diagnóstico con un nivel de acierto muy superior a un oncólogo.Por ejemplo, el ámbito de la medicina será uno de los que sufra una importante transformación por la tecnología», asegura Bote. De ahí, que muchas empresas ya estén formando a personas y reciclando a sus empleados para hacer frente a un nuevo paradigma.
No obstante, parece que la llegada de los robots está todavía muy lejos. «No es algo que preocupe ni empresas ni a empleados», considera de Torres. Pero es que nos encontramos en un estado de desarrollo muy embrionario. «Este proceso de cambio llega varias fases. Estamos en la primera con la llegada de la Inteligencia Artificial, que está en su infancia, sin consolidar. Hace tres años empezaron los algoritmos más avanzados. Nos encontramos en la automatización de procesos», añade.
En 2030 todo cambiará. Será entonces cuando en este cambio de paradigma se alcance la madurez, vaticina De Torres. Las máquinas tendrán más autonomía y podrán tomar decisiones. «Esta fase se centrará en la destreza manual y resolución de problemas. Es cuando llegará el coche sin conductor y el barco sin tripulación. Por ejemplo, la máquina gestionará el ecommerce de una empresa, la campaña de publicidad, supervisará los pedidos… Se encargará de la parte operativa. La interacción humana será diferente. El hombre se centrará en cómo quiere hacer crecer el ecommerce de su empresa o su estrategia comercial.Quedaremos para la creatividad y estrategia», pronostica De Torres. «No habrá trabajo para todos», sentencia.
A pesar de todo, la automatización también tiene su cara amable. «Nadie habla del efecto creación que tienen las tecnologías: si construyes el coche autónomo, incorporas robots a la cadena de montaje, desplazas trabajadores, pero alguien tiene que construir y programar ese robot. Curiosamente, los países más avanzados en robotización, automatización y digitalización tienen una menor tasa de desempleo», defiende Rafael Doménech, responsable de Análisis Macroeconómico de BBVAResearch y profesor de Economía de la Universidad de Valencia.
La era de las máquinas supone todo un reto. «Detrás hay nuevos empleos y sectores económicos creciendo», afirma Bote. De hecho es una realidad que ya estamos viviendo. Pero en ese nuevo mundo digital y tecnológico, las empresas no dejan de advertir que no encuentran profesionales cualificados para las necesidades que tienen. En una década, entre 85.000 y 109.000 puestos de trabajo no estarán cubiertos, según los tres escenarios (de más optimista a menos) que plantea el estudio de Manpower.
Desde luego en esto tiene mucho que ver un gran problema demográfico que arrastra España: el envejecimiento de su población y la merma de efectivos en las generaciones más jóvenes. Se han perdido dos millones de jóvenes, de 16 a 34 años, en los últimos veinte años. Sin embargo, el déficit que habrá en muchos puestos se debe, sobre todo, a la falta de cualificación en los más jóvenes. «La evolución tecnológica ha propiciado que haya procesos de transformación en las empresas muy rápidos y ágiles. Y al sistema educativo le está costando más tiempo dar respuesta a esas necesidades. Hay que intentar que no se convierta en un abismo inabarcable», advierte Pilar Hernández, responsable de Carreras Profesionales de ICEMD. «El background académico de los alumnos —afirma— no es el perfil que ahora buscan las empresas en la vertiente tecnológica, científica y de negocio». Por eso, muchos estudiantes se están formando fuera de la universidad, con postgrados y programas en empresas.
Se demandan perfiles STEM, por sus siglas en inglés, es decir del ámbito de las Ciencias, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas. Pero también se solicitan otras habilidades aparte del conocimiento, que puede quedarse obsoleto. «Se requiere una formación y aprendizaje continuos a lo largo de la vida, la continua actualización, el poder desarrollar nuevas competencias y tener distintas carreras profesionales», señala Pilar Hernández. Estar abierto al cambio, capacidad de liderazgo, de trabajo en equipo… Y mucha flexibilidad porque cambiará la forma de trabajar, la manera en la que entendemos el trabajo, las relaciones laborales… La revolución tecnología dará paso a una nueva generación de trabajadores, que muchos ya han acuñado como los «Knowmads» o «nómadas del conocimiento»: profesionales con una gran capacidad para adaptarse a nuevos entornos continuamente y sobrevivir. «Profesionales que llevarán su conocimiento a distintos proyectos en diferentes empresas». concluye Doménech.
Las profesiones deficitarias
El informe de Manpower predice que faltarán diversos tipos de profesionales. Entre ellos: físicos, químicos y matemáticos; todo tipo de ingenieros y arquitectos; economistas y especialistas en finanzas, en organización y administración; economistas; analistas y diseñadores de software; especialistas en base de datos y redes informaticos; delineantes y dibujantes técnicos; técnicos de de control de procesos; técnicos en grabacion audiovisual y telecomunicaciones; profesionales en navegación marítima y areonáutica… Pero faltarán no solo en el nivel de grado, máster y postgrados, sino también desde el ámbito de la Formación Profesional, la gran asignatura pendiente en nuestro país. «En España tenemos un 47% de titulados superiores universitarios y de FP de grado superior y un 30% de jóvenes sin cualificación. Entre medias apenas queda un 20% de titulados en FP de grado medio. En Europa casi la mitad de los jóvenes tienen esa cualificación de la FPmedia», explica Bote.